Luna, Actividad Psíquica y Meditación
De la misma manera que el magnetismo lunar moviliza las mareas de los oceanos y los mares del mundo, ejerce su poder en el tejido cerebral, dinamizando la actividad mental en todos los seres humanos.
Por este motivo, la psique humana es dependiente de las fases lunares, con particular atención durante la luna llena y la luna nueva, momentos en que se incrementa la ansiedad, la agresividad, la tensión, la sensibilidad, la emotividad y otras manifestaciones de conducta.
La luna llena incrementa el ritmo vibratorio del cuerpo etérico, que muchas personas lo experimentan como una sensación de mayor energía y velocidad o mayor ansiedad y nerviosismo. Este incremento de la tasa vibratoria del cuerpo etérico es importante porque conecta el cuerpo físico con los planos más sutiles de la existencia, actuando también como protector y filtro. En esencia, en los días de Luna llena se intensifica la sensibilidad y la actividad psíquica. A una personalidad estable la luna llena le ofrece un período de actividad espiritual más intensa y de un trabajo interno más profundo y dinámico.
Al programar actividades de contemplación reflexiva o pasiva debe hacerse en los días de luna nueva para conducirlas hasta una cima de activo trabajo interno y meditativo en los días de luna llena.
Un ejercicio sencillo de observación y concientización para aprovechar estos dos momentos de luna consiste en lo siguiente: durante los días de Luna nueva reflexione e identifique todos los errores que usted haya cometido durante el mes y propóngase cambiar de actitudes durante los siguientes quince días, de tal manera que al llegar la Luna llena, la intensidad de la acción propuesta llegue a su máximo. Durante la menguante, procure ir observando e identificando aquellos asuntos que no pudo corregir, para hacer conciencia de ellos en la siguiente Luna nueva, y volver a realizar el ejercicio en el nuevo ciclo de Luna.
Tanto en las actividades meditativas como de la vida diaria aproveche la luna nueva para la reflexión y comprensión de los problemas así como para la contemplación; por otra parte, la luna llena debe aprovecharse para la acción, realización, servicio, la invocación y la transformación.
En la práctica de la Meditación se suele elegir particularmente la Luna llena durante cinco días, empezando dos días antes de luna llena. Los primeros dos días son aprovechados para armonizarse con las necesidades del planeta, para elevar la conciencia del grupo y comenzar el trabajo de invocación. El día de Luna llena y a la hora indicada es de intensa invocación.
Los dos días siguientes se orientan hacia la distribución de la energía.