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2005/03/27
Desde las encantadas (( Islas Galápagos))
Los pinzones han comenzado a cantar
Paula Tagle (nalutagle@yahoo.com)
Ha empezado la lluvia en Galápagos, y con ella, la música de los pinzones. Se habían atrasado en sus rituales de cortejo, faltaban las semillas y los insectos, ¿para qué reproducirse en la escasez? Pero llueve y los machos han comenzado a cantar.
Todos tienen ahora el pico negro. Las trece especies de pinzones se transforman en la época de apareamiento, no importa si son machos o hembras, a todos se les oscurece el pico, como muestra de que están listos para producir descendencia.
Identificar pinzones puede ser una pesadilla. Incluso el libro de Harris sobre aves de Galápagos declara “solo un tonto, o un hombre muy sabio puede reconocer un pinzón de otro”.
De lejos lucen aproximadamente del mismo tamaño, como gorrioncitos comunes.
El color no ayuda, ya que los de plumaje negro son machos y las hembras café. Lo único que sirve para catalogar la especie es la medida y forma del pico.
Están por ejemplo los cuatro pinzones de tierra, llamados así porque se alimentan de semillas. Sus picos tienen por tanto la apariencia de rompenueces, pero hay el pinzón de tierra de pico pequeño (que se alimenta de las semillas más chicas), el de pico mediano, el de pico agudo y el de pico grande. Luego están los pinzones de cactos, dos especies.
Existe el pinzón canario con el pico en forma de pinzas para atrapar insectos, y los pinzones arbóreos, que pueden cortar hojitas. En fin, son trece especies cada una especializada en un tipo de dieta, y por tanto, con una herramienta diferente, y la herramienta en un pinzón es justamente su pico.
Para Darwin los pinzones también fueron un dolor de cabeza, y ni siquiera los menciona en su primera edición del Origen de las especies porque eran demasiado confusos y complicados. Sin embargo, estos pinzones son un ejemplo clásico de lo que se denomina ‘radiación adaptativa’. Y aquí no hay que asustarse, que lo de radiación no tiene nada que ver con radiactividad. La palabra se refiere a que de un ancestro común se derivaron, como si se tratara del ramaje de un árbol, las diferentes especies, trece en total (posiblemente catorce) en las islas Galápagos.
¿Cómo ocurre la radiación adaptativa? Los ingredientes son varios: aislamiento (y cada isla de este archipiélago es un mundo en sí mismo, está aislada de la otra). Se necesita tiempo, miles a millones de años y uno de los mecanismos de cambio es ‘selección natural’.
Y cuando se habla de selección natural y pinzones, es preciso mencionar a Peter y Rosemary Grant. Este par de científicos ha venido a Galápagos desde 1973. Uno de sus principales sitios de estudio ha sido Daphne Mayor, con apenas 8 kilómetros de Santa Cruz, pero lo suficientemente aislada del mundo como para considerarse un laboratorio de evolución perfecto.
Los Grant conocen a cada pinzón de la isla, lo han marcado, lo han pesado y han medido su pico. Durante la sequía de 1977, cuando ya conocían con nombre y apellido a todos sus pinzones, notaron que solamente aquellos con el pico grande lograban sobrevivir, porque las únicas semillas disponibles eran las de mayor tamaño.
Los pinzones de pico pequeño no resistieron la sequía. Además, cuando se trataba de buscar pareja, las hembras seleccionaban a los machos de pico grande, un ejemplo de algo que también Darwin mencionara: selección sexual. Para no alargar la historia, luego de 1977, Daphne estaba poblada casi exclusivamente de pinzones de pico grande. Sin embargo, la situación se revirtió en El Niño 1982-1983.
Con los aguaceros torrenciales abundaron las semillas pequeñas y suaves. En tales condiciones los pocos pinzones de pico pequeño fueron los mejores adaptados para sobrevivir y reproducirse, y entonces la población cambió una vez más, pero en otra dirección. Ha sido la naturaleza, con sus cambios climáticos, la que ha “seleccionado” cuáles son los mejores adaptados para sobrevivir en una situación o en otra, y Peter y Rosemary han testimoniado estos increíbles ejemplos de selección natural.
Esta extraordinaria pareja todavía visita Galápagos regularmente. Mientras circunnavegamos Daphne con nuestro barco, los divisamos sonrientes haciéndonos de la mano desde las escarpadas laderas del islote. Tienen al menos 70 años de edad. Al principio venían con sus dos hijas, una de ellas tocaba el violín frente a piqueros y pinzones mientras la otra los dibujaba. Hoy acampan con sus nietos, prácticamente galapagueños. Es decir, son tres generaciones de la familia Grant estudiando quién sabe cuántas generaciones de pinzones de Darwin.
¡Qué bueno que ha empezado la lluvia y con ella la música de los pinzones!
